Personalidades

Jose Antonio Aguiriano

Si durante el decenio que discurre a partir de la mitad de los años cincuenta, decir socialismo era lo mismo que decir Amat, a partir de ese momento socialismo se convierte en sin&ocute;nimo de hermanos Aguiriano.

El mayor de ellos, José Antonio, vitoriano al igual que Amat, con quien mantendrá una estrecha relación política y humana, decide tras finalizar sus estudios de Derecho en 1951 ingresar en el Partido Socialista en una época en que la dictadura se mantenía  afianzada en su autoritarismo.

Precisamente, el principal objetivo de la oposición en esas fechas se cifraba en denunciar el régimen de Franco en los foros internacionales a fin de restarle lo más posible sus apoyos externos. A instancias de Amat, en 1958, Aguiriano se desplaza a Bruselas en calidad de embajador de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres (CIOSL) ante los países sudamericanos, siendo destinado a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Ginebra como encargado de relaciones con el mundo sindical.

Desde allí se enfrenta a la legitimación que pretende el sindicalismo vertical, denunciando su corporativismo y mostrando la realidad del sindicalismo de clase, UGT, ELA y las nuevas CCOO, que en condiciones de absoluta falta de libertad representan los intereses de los trabajadores españoles. De ese momento datan sus magníficas relaciones con el sindicalismo español y su amistad con líderes africanos quienes, antes de llegar a puestos de gobierno en sus respectivos países: Guinea, Cabo Verde, Gana, etc. habían pasado por los cursos de las escuelas de sindicalismo que José Antonio impartía en Europa. De la misma manera, también mantiene estrechas relaciones con dirigentes políticos de México, nación solidario con el Gobierno Republicano en el exilio, y sindicalistas cubanos e importantes dirigentes de los sindicatos soviéticos. En Suecia, propicia la fundación de una escuela sindical para trabajadores españoles que, de esta forma, pueden conocer de primera mano los logros del país nórdico, modelo de socialismo democrático y estado de bienestar.

La transición y la consolidación democrática española son etapas que encuentran a Aguiriano en primera línea. Su privilegiada relación con los principales líderes socialistas como Krietski y otros más, propician su papel de introductor en los ámbitos políticos europeos de un joven Felipe González, recién elegido secretario general del PSOE en Suresnes.

Su vuelta a la política vasca le contempla en el cargo de presidente del Partido Socialista de Euskadi en Alava siendo elegido en las legislaturas de 1977 y 1979 diputado a Cortes. En 1981 ostenta la vicepresidente de la Mesa del Parlamento Vasco y un año después marcha de nuevo a Ginebra a proseguir su labor en la OIT. Por fin, en 1991 es nombrado Delegado del Gobierno en el País Vasco, puesto en el que permanece provisionalmente tras la victoria electoral del Partido Popular en 1996. Habiendo presentado su dimisión al nuevo ministro del Interior, pero aún al frente de la Delegación le sobreviene un infarto que apaga su vida en su último destino.
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