Historia



Desde que Pablo Iglesias fundara el Partido Socialista Obrero Español el 2 de mayo de 1879, se hubo de esperar casi dos decenios para que la llama socialista prendiera en la ciudad de Vitoria. Los antecedentes de tal evento han de buscarse en el establecimiento en marzo de 1849 en Vitoria de la primera "Sociedad de Socorros Mutuos de Artesanos de Vitoria", una agrupación de obreros manuales con finalidad asistencial, cuya función era suplir el abandono en el que el estado Restauracionista mantenía a los menos favorecidos.

Sin embargo, con la modificación por Sagasta en 1890 de la Ley electoral, otorgando a los varones mayores de 25 años el derecho a sufragio, los socialistas, a pesar del caciquismo, deciden presentar candidatos propios, obteniendo en 1891 los primeros concejales en España en las circunscripciones de Bilbao y San Salvador del Valle. Será esa proximidad del baluarte socialista vizcaíno la que va a dar ocasión al nacimiento de la primera organización socialista en Vitoria.

El Partido Socialista es el partido con más antigüedad en Álava. La Agrupación Socialista de Vitoria se creó en 1897, a raíz de una campaña llevada a cabo contra la inhabilitación de tres concejales socialistas de Bilbao, a quienes se les denegaba el acceso al Ayuntamiento. Más adelante, en abril de 1899, en el periódico socialista de Vizcaya, La Lucha de Clases, se recogen noticias de diferentes reuniones de la agrupación vitoriana. En septiembre de ese mismo año, la organización tiene ya el suficiente cuerpo como para enviar a Juan Redondo como delegado local al V Congreso del PSOE, que se celebraba en Madrid. En mayo de 1900 en Vitoria, estalla una huelga de ebanistas dirigida por el socialista G. Torrijos y que tuvo gran repercusión en la ciudad, ya que participaron unos 250 artesanos. En octubre, visita la ciudad Pablo Iglesias, de vuelta del Congreso Socialista Internacional, celebrado en París, y aprovecha para dar un mitin que registró nutrida asistencia.

Eran años difíciles para las organizaciones obreras. Las grandes fábricas de Vitoria como La Azucarera, La Metalúrgica o La Industrial Alavesa exigían a los obreros que contrataban la renuncia a la afiliación sindical, lo que creaba inseguridad y miedo entre los trabajadores. De ahí que la organización socialista fuera constituida y disuelta en varias ocasiones, pues en enero de 1902 se da cuenta de su reconstitución con los siguientes miembros: Luis Perujo, A. Díez, B. López, Jorge Fernández Ibarra, B. Zaitegui, y M. Echániz. 

Como resultado de la represión que siguió a las protestas de la "semana trágica" de Barcelona, aparece la conjunción de republicanos y socialistas. Sin embargo, el poco peso electoral de los socialistas en Vitoria -habían presentado al Ayuntamiento en 1903 a Jorge Fernández- retrasa la obtención del primer concejal socialista hasta 1911.

Las consecuencias de la Guerra Europea, principalmente a través de la subida de las subsistencias, se dejan notar en Vitoria que en 1915 registra un motín por la subida del principal artículo de alimentación en aquellos años: el pan. Pero será la revolución rusa quien también hará notar sus efectos. El dilema que atraviesa al Partido Socialista en esos momentos, la incorporación o no a la recién creada III Internacional, penetra en la organización vitoriana. La adhesión a la estructura comunista es apoyada por los delegados vitorianos en los congresos extraordinarios celebrados en 1919 y 1921, que se ocupan principalmente de esta cuestión. En este tema, Álava tenía postura propia y diferente a los vizcaínos que, influidos por Indalecio Prieto, optaban por mantenerse dentro de la Internacional Socialista.

El golpe de estado de 1923 encabezado por Primo de Rivera acentuó la atonía de la ciudad, dominada por unas clases medias que se beneficiaban de la falta de libertades para incrementar sus negocios, consecuencia de la época de prosperidad que se vivió en los "felices veinte". Sin embargo, la oposición en Vitoria se fue fortaleciendo y en los últimos años asistimos a un gran desarrollo organizativo de republicanos y socialistas que abocará al advenimiento de la II República.

Aprovechando la libertad recién conquistada, los socialistas vitorianos abren sede en la actual calle de El Prado, que será rebautizada calle Pablo Iglesias, reuniendo al fundador y militantes en un caluroso abrazo. Por otra parte, la prensa alavesa del momento, como el republicano La Libertad, recoge los esfuerzos que los militantes socialistas realizaron para asentar en la provincia el triunfo de la izquierda a través de visitas a las principales poblaciones. Se intentaba trasmitir el mensaje de Prieto infundiendo tranquilidad a los alaveses con el fin de afianzar la democracia republicana. Ésta, cuestionada desde la derecha, hubo de hacer frente en nuestra provincia al problema estatutario. El inicial apoyo de los socialistas alaveses, aunque con reservas, a ciertos contenidos excesivamente nacionalistas, al proyecto redactado por Eusko Ikaskuntza y el más firme y decidido al de las Gestoras Provinciales, chocó con la intransigencia del carlismo provincial que aprovechó su discusión en Cortes en 1934 para argumentar que Álava debía desgajarse de la autonomía. La votación en Cortes de los diputados socialistas junto a republicanos y nacionalistas catalanes hizo posible que el proyecto siguiera adelante, quedando por fin definitivamente redactado en el verano de 1936.

Pero el golpe de estado triunfa en Vitoria gracias a la insubordinación de quien sería amigo personal de Franco, Camilo Alonso Vega. Aplasta la huelga general convocada para el día 20 de julio y clausuradas las sedes de los partidos, deteniéndose a sus líderes. La visita en agosto a nuestra ciudad de Millán Astray coincide con el fusilamiento del alcalde y presidente de la Diputación y de numerosos políticos, entre ellos los socialistas Primitivo Herrero, Arturo Aguirre y Francisco Díaz de Arcaya. 
Al inicio de la Guerra se constituyó, a iniciativa de la Agrupación Socialista de Guipúzcoa, el Comité Central Socialista de Euskadi (CCSE), órgano coordinador de la organización de los socialistas vascos y encargado de adoptar las decisiones que afectaban al ámbito de Euskadi. Los socialistas alaveses estuvieron representados por Simón Menchaca.

La derrota republicana provoca que muchos socialistas vascos fueran fusilados, detenidos o que tuvieran que exilarse. Se iniciaba una Época negra en que la falta de libertades y la persecución de los demócratas, en paralelo con la persecución totalitaria en Europa, se mantendría hasta la muerte del dictador. Los socialistas vascos participaron en el Gobierno Vasco que se constituye después de la aprobación del Estatuto de Autonomía el 1 de octubre de 1936. Socialistas y ugetistas forman parte del Ejército que hace frente a los franquistas contribuyendo con un importante número de batallones. El Pacto de Santoña y la actitud que el Partido Nacionalista Vasco mantuvo después con respecto a la defensa de la República acrecentaron las diferencias entre socialistas y nacionalistas. No obstante el CCSE, reunido en Barcelona entre el 23 y 24 de enero de 1938 y presidido por el ministro de la República Julián Zugazagoitia, decide continuar en el Gobierno Vasco. Esta participación sería corroborada por el mismo órgano en febrero de 1940.

La dirección del PSOE está en el exilio embarcada en una discusión política de gran calado en la que triunfan las posiciones de Indalecio Prieto, partidario, a pesar de las discrepancias, de seguir colaborando con los nacionalistas en el Gobierno Vasco. Paralelamente en el interior se procura relanzar la organización con las lógicas dificultades impuestas por la dictadura.
En 1945 Luis Segundo Salazar representa a los socialistas alaveses en el CCSE y en octubre de 1948 se propone a Nicolás Martínez Barahona. La actividad del Partido en esos años se limitaba a reuniones clandestinas y a trasladar apoyo a los compañeros presos.

A partir de 1953 la organización socialista alavesa cobra un nuevo impulso de la mano del que sería un dirigente de proyección nacional e internacional, Antonio Amat. Liquidadas las esperanzas de que la derrota de los nazis pudiera conllevar una intervención de los aliados para derrocar a Franco se hace necesario trabajar en la clandestinidad con los pocos recursos que se podían lograr.

Amat logró, también en Vitoria, aglutinar a un grupo socialista bastante nutrido en el que participaban los hermanos Aguiriano (José Antonio y Luis Alberto) y el padre de éstos Fermín, José Martinez Gª de Albéniz, Jose Miguel Anitua, Nicolás Edroso y otros que, además de reunirse para mantener vivas las discusiones que se estaban desarrollando en el PSOE, se dedicaban a repartir propaganda y repartir los boletines tanto del Partido como de la UGT entre los trabajadores de las empresas más importantes de Vitoria. No obstante la organización alavesa no consiguió mantener los niveles de actividad de ciertos núcleos vizcaínos y guipuzcoanos.

A esta organización vitoriana trascendía la figura de Antonio Amat, que tomando Vitoria como base se dedicará a trabajar con la dirección en el exilio (Rodolfo Llopis era el secretario general) y a organizar en el interior a los socialistas. Amat fue un trabajador incansable, pragmático defensor de cualquier alianza contra la dictadura, impulsor de organizaciones socialistas autónomas de la dirección. Ejerció la dirección real del Partido en el interior durante los años cincuenta costándole no pocas tensiones con la dirección en el exilio. La detención de Antonio y varias decenas más de militantes socialistas en 1958 supone un parón en la actividad. Amat era una persona muy conocida, incluso a nivel internacional, y su detención tuvo una gran repercusión en Europa.
En los años sesenta se mantiene el núcleo organizado por Amat, pero el militante que estaba destinado a coger el relevo en el ámbito local transciende éste con una proyección internacional muy importante. José Antonio Aguiriano, vitoriano, licenciado en Derecho es propuesto en 1958 por el propio Antonio Amat para ocupar el puesto de embajador de la Confederación Internacional de Sindicatos Libres (CIOSL) para América Latina, este hecho hace que José Antonio Aguiriano tenga que desplazarse a Bruselas y que logre unos contactos internacionales que pondrá al servicio del Partido.

José Antonio será destinado, posteriormente, a la OIT donde mantendrá unas relaciones privilegiadas con el mundo sindical, posibilitando, en muchas ocasiones, que los sindicatos de clase españoles - UGT y las nacientes CCOO - tuvieran unas relaciones internacionales que les negaba el franquismo.

Aunque Antonio Amat sale de la cárcel, con libertad provisional, en 1962 y es juzgado en 1964, estos hechos tienen como consecuencia que el núcleo socialista alavés no creciera y que se remitiera a los viejos compañeros como Amado Ascasso, Ochoica, Urcelay, Iturralde,...

Sin embargo alrededor de 1970 la organización socialista alavesa recibe un nuevo impulso con la incorporación en el Comité Provincial del PSOE, a instancias de Antonio Amat, de un grupo de jóvenes encabezados por Viana, Cristina Valverde y Txema Nogales al que luego se incorporarían un importante número de jóvenes y trabajadores, que logró, aún con tensiones con la dirección exterior, relanzar el Partido, las Juventudes Socialistas y la UGT en Álava.

Entre 1972, cuando se produce la primera huelga de Michelín, hasta los sucesos de marzo de 1976 y el proceso posterior a la democracia, Vitoria vive una transformación importantísima. En los años sesenta había ocurrido el despegue económico y el crecimiento demográfico, lo que atrajo a muchos miles de españoles de otras regiones que se incorporaron de manera decisiva a la nueva configuración de nuestra capital y provincia. 

En el período de transición a la democracia Vitoria y Álava nada tenían que ver desde el punto de vista económico, demográfico, sociológico y político con lo que eran en tiempos de la República. En las elecciones del 16 de junio de 1977 el Partido Socialista quedó en segundo lugar consiguiendo 34.500 votos. El fortalecimiento socialista era un hecho en esa nueva Álava que hemos comentado. La afluencia de nuevos militantes, sobre todo jóvenes, fue importante. 

Con la llegada de la democracia se pone en marcha el desarrollo autonómico. El 4 de enero de 1978 un real-decreto aprueba el Preautonómico y la constitución del Consejo General Vasco, presidido por el compañero vizcaíno Ramón Rubial. Se inicia un proceso donde los socialistas juegan un papel de apoyo sin reservas por la aprobación del Estatuto de Autonomía que es ratificado en las urnas por una aplastante mayoría de vascos el 25 de octubre de 1979. 

La nueva configuración de la sociedad alavesa provoca que, después de un corto período de fuerte presencia de la UCD, la hegemonía política en Álava se disputara entre el Partido Socialista de Euskadi – PSOE y el PNV. El Partido Socialista triunfará en los comicios generales, mientras que el nacionalismo vencerá cuando se trate de elegir al Parlamento Vasco.

El PSE-PSOE desarrolla un importante papel como elemento de progreso y de estabilidad en Álava. En 1987 es el partido más votado en las Elecciones a Juntas Generales lo que posibilita un Gobierno Foral de coalición con el PNV con el compañero Fernando Buesa de Diputado General. Estas coaliciones se mantendrán hasta 1999. Son años de colaboración con el nacionalismo tanto a nivel provincial como autonómico, años en los que persistiendo la amenaza de ETA se considera imprescindible la unión de fuerzas democráticas frente a ella, unión que tendrá su plasmación más evidente en el pacto de Ajuria Enea. Defensa de la democracia frente a la violencia totalitaria y apoyo al progreso social son los principios que inspiran al PSE-PSOE para mantener las citadas coaliciones.

En este período fruto de la política que desarrolla, de los cambios que se están produciendo en nuestra sociedad y de la evolución de la izquierda en España y en Euskadi, el Partido se convierte en crisol de fuerzas y personas progresistas y de izquierda. Los hitos más importantes se producen en octubre de 1991 con la incorporación de los compañeros y compañeras procedentes del Partido de los Trabajadores de España, cuyo máximo representante en Álava es Txarli Prieto y en marzo de 1993 con la convergencia entre el PSE y Euskadiko Ezkerra, liderada por Mario Onaindia, dando lugar a la actual denominación del Partido PSE-EE-PSOE.

Sin embargo, en torno a 1998 el nacionalismo cambia su estrategia de colaboración y de firmeza ante el terrorismo de ETA. Se embarca en el Pacto de Lizarra, aprovechando una falsa tregua de los terroristas, con la pretensión de que la acumulación de fuerzas nacionalistas desplazara de la política vasca a los constitucionalistas y estatutistas. Se abre el período, quizás, más oscuro de la política vasca desde la restauración de la democracia. El PSE-EE abandona el Gobierno Vasco ante la actitud desafiante y desleal del nacionalismo. ETA rompe la tregua y pone en evidencia al PNV, que ha tenido que pactar con sus representantes para que Ibarretxe sea lehendakari. En estas circunstancias llega uno de los momentos más doloroso para los socialistas y demócratas en general, el 22 de febrero de 2000 ETA asesina al secretario general de los socialistas alaveses y portavoz parlamentario de los socialistas vascos Fernando Buesa y a su escolta Jorge Díez. Al dolor por tal villanía se une la rabia que desencadena el PNV al utilizar la manifestación convocada para rendir homenaje a los asesinados en un acto de reivindicación partidista y de apoyo a Ibarretxe, que no es capaz de rechazar, públicamente, los votos de apoyo de quienes no rechazan el terrorismo.

Estamos asistiendo a un cambio de ciclo. La errática política peneuvista provoca que el nacionalismo no lidere en los años sucesivos la política alavesa. El PSE-EE de Álava mantiene una coherencia e independencia política que le va a permitir obtener unos excelentes resultados tanto en las Elecciones Generales de 2004, que posibilitan que el socialista alavés Javier Rojo sea nombrado presidente del Senado; en las Elecciones Municipales de 2007 en las que se logra que el compañero Patxi Lazcoz sea el primer alcalde socialista de Vitoria-Gasteiz y en las Elecciones Autonómicas de 2009, donde la candidatura socialista alavesa gana a la nacionalista liderada por el hasta entonces Lehendakari, contribuyendo de manera decisiva al ciclo de cambio que lleva a que Patxi López sea el Lehendakari de Euskadi.

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