Por Daniel Senderos.
Cada cinco de junio venimos celebrando el día Mundial del Medioambiente, un día que este año tiene especial relevancia porque este año está en juego el futuro del Planeta.
Uno de los grandes retos a los que nos enfrentamos como humanidad es poner freno al cambio climático, consecuencia de un desarrollo insostenible producido únicamente por la mano de los seres humanos y las ansias de crecimiento y enriquecimiento a cualquier precio mientras se han ignorado y minusvalorado las consecuencias para nuestro entorno natural y para el bienestar de las generaciones venideras.
Las consecuencias de un desarrollo insostenible no han hecho más que acrecentar los problemas medioambientales y han alimentado más si cabe la fortaleza del avance del cambio climático, que sin duda, puede poner en jaque a nuestro planeta y nuestro entorno natural y biodiversidad.
El cambio climático es una realidad que afecta a millones de personas por las alteraciones climáticas que se están sufriendo en sus cultivos y atmósfera, destruyendo cultivos, alterando ecosistemas con el peligro para la supervivencia de diversa flora y fauna en todo el planeta, produciendo graves sequías e inundaciones devastadoras y siendo espectadores impasibles de cantidad de efectos climatológicos que presagian el empeoramiento de esta situación.
Debemos tomar conciencia de ello y ser parte activa del compromiso por mitigar sus consecuencias teniendo en cuenta que en diciembre de este año, París será el escenario de una nueva Cumbre sobre el Cambio Climático, que desde Kioto a Lima, a lo largo de 20 años, se presenta como una cita que albergue el compromiso para salvaguardar y proteger a nuestro planeta a la humanidad, incluyendo un compromiso de vínculo internacional además del de grandes empresas.
Estamos en un punto que supone un impasse que no tiene marcha atrás. Así que ahora más que nunca la cita de París es vital desarrollar un compromiso vinculante y definitivo para la reducción de emisiones contaminantes y gases de efecto invernadero y cerrar con el objetivo principal de limitar el aumento de la temperatura global en menos de 2ºC.
El trabajo desarrollado desde el férreo compromiso ciudadano, asociaciones relacionadas y los países que a llevan poniendo en marcha proyectos para la reducción de gases de efecto invernadero en sus países, además de la inminente buena predisposición de las grandes potencias a cerrar un acuerdo vinculante a partir de 2020, puede augurar un buen desarrollo de la Cumbre de París, que sin duda, debe prometer y asegurar un desarrollo sostenible del Planeta que sí satisfaga nuestras necesidades pero siempre teniendo en cuenta el desarrollo de las generaciones venideras y el planeta que deben heredar.
El cronómetro ya está en marcha y la cuenta atrás ha comenzado para liderar un compromiso responsable a favor de la lucha contra el cambio climático y evitar que un error o una mala decisión, pueda poner en jaque la solución a un problema que el ser humano originó y que del mismo modo debe resolver, si no queremos ser responsables del final del Planeta tal y como lo conocemos.
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