Desde este mediodía, una placa conmemorativa -situada junto al cementerio de Santa Isabel y la rotonda de Portal de Arriaga con Juan de Garay- recuerda el accidente que sufrieron dos camiones cisternacargados con gas y que se saldó con un balance de trece personas fallecidas y numerosas heridas. 51 años después de aquel terrible suceso ocurrido de madrugada, el Ayuntamiento ha instalado el hito en recuerdo de las víctimas, en su mayoría vecinos de la zona que sufrieron la tragedia más grave de la historia reciente de la ciudad.
La alcaldesa, Maider Etxebarria, la concejala de Gobierno abierto y Centros cívicos, Miren Fernández de Landa, y otros representantes de todos los grupos políticos con representación municipal han acompañado a vecinos y vecinas que vivieron la explosión y aún la conservan en su recuerdo.
Previamente a descubrir la placa, la alcaldesa ha expresado su deseo de que “cada persona que pase por aquí se detenga un instante y lea la inscripción para recordar que detrás de cada tragedia, hay historias y ausencias que merecen permanecer en la memoria. La memoria es un acto de justicia y con esta placa rendimos justicia a quienes perdieron la vida aquel 26 de julio de 1974, con quienes reafirmamos nuestro compromiso de no olvidar. Tenemos el deber de no olvidar”.
“Recuperamos un hecho que forma parte de la historia de Vitoria y rendimos tributo a las víctimas gracias a una iniciativa comunitaria del barrio de El Pilar. Porque a pesar de la magnitud de la tragedia, lo cierto es que existía la sensación de que este hecho merecía un esfuerzo adicional en materia de memoria”, ha añadido Maider Etxebarria.
Por su parte, la concejala de Gobierno abierto, que vivió en primera persona la devastación que supuso el accidente, ha incidido en que “en aquella época, en los momentos finales del franquismo, hubo intereses para que el accidente se silenciara. Hubo quienes se esforzaron en que aquello no se divulgase demasiado y por eso hoy día aún nos quedan muchas incógnitas sobre las causas que motivaron este suceso”.
Miren Fernández de Landa también ha lamentado que las víctimas y sus familias no recibieran el trato ni la ayuda que merecían. “Salieron adelante como pudieron, tanto en el aspecto de sus necesidades materiales como en las marcas que la explosión y sus consecuencias dejaron en su memoria”, ha señalado.
José Mari Fernández de Ocáriz, vecino del barrio y víctima del accidente junto con su familia, ha rememorado la situación vivida y la pérdida de seres queridos, a la vez que ha agradecido que la ciudad tenga presente a las personas que fallecieron y a las que resultaron heridas, así como que el recuerdo se plasme en una placa. En la misma, además de la mención a las víctimas, pueden verse dos huellas de una persona descalza, reproducción de una fotografía realizada en aquel momento en la que se pueden ver las huellas ensangrentadas de una víctima que caminaba por la zona.
También ha intervenido en el acto Maribel Prieto, también vecina y testigo de los hechos, que ha leído un poema elaborado con este motivo por personas mayores en BIZAN El Pilar. En él se relata cómo miles de personas fueron llegando a residir al barrio y la huella que dejó el accidente en sus vidas.
A continuación, han realizado de forma conjunta una ofrenda floral junto a la placa. También han participado en el homenaje representantes de la red comunitaria, formada por personas y colectivos de la zona que han trabajado de forma conjunta tanto para la elaboración del documental titulado “Las huellas de la niebla”, estrenado el año pasado con motivo de 50º aniversario del accidente, como para el acto conmemorativo y descubrimiento de la placa de hoy.








