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Políticas Sociales publica una guía para prevenir rupturas conflictivas en parejas y evitar que generen desprotección en hijos e hijas
Jon Armentia: "la continuidad de las relaciones con las figuras parentales es un derecho de los hijos e hijas y, de la misma manera, un derecho y una obligación de los padres y de las madres".
El departamento de Políticas Sociales, Personas Mayores e Infancia ha publicado la “Guía para familias en situación de separación o divorcio. Cómo actuar con los hijos e hijas”. Nace con la vocación de “servir de ayuda para la prevención de rupturas conflictivas que puedan generar desprotección infantil o adolescente”, ha explicado hoy el concejal Jon Armentia durante su presentación en el Ayuntamiento.
El “Estudio Diagnóstico de la Situación de la Infancia y la Adolescencia en Vitoria-Gasteiz”, elaborado en 2017, ya alertaba de que cada vez es mayor el número familias con hijos e hijas menores de edad en las que se producen rupturas de pareja y en las que las separaciones son un factor de conflictividad muy importante. Según los últimos datos disponibles, un 56% de las rupturas se producen en familias con hijos menores de edad.
“Ante este escenario nos planteamos hacer esta guía que parte de un trabajo previo realizado en 2006 y que, además de servir de ayuda a las familias también va dirigida a los y las profesionales y agentes sociales que trabajan con niños, niñas y adolescentes”, asegura Armentia.
La guía, de 35 páginas, tiene como punto de partida las “tres reglas de oro” que deben estar presentes en todo proceso de ruptura:
- los hijos y las hijas no se divorcian.
- los hijos e hijas necesitan tanto del padre como de la madre, por lo no hay que ponerles en medio del conflicto.
- los hermanos y hermanas tienen derecho a vivir y crecer juntos.
A partir de estas reglas, la publicación traslada una serie de consejos para afrontar “este paso tremendamente difícil de dar en el que, además de apoyar a los hijos e hijas, también se ha de respaldar a la pareja”.
En este sentido, aconseja cuándo y cómo comunicar la separación a los hijos y recomienda estar atentos a sus reacciones. Hay una serie de alertas, como puede ser un bajo estado de ánimo, comportamiento irritable, problemas de salud, problemas escolares, etc. que indicarían la necesidad de ser atendidos por profesionales.
La “Guía para familias en situación de separación o divorcio” también incide en que, pese a la ruptura de la pareja“la continuidad de las relaciones con las figuras parentales es un derecho de los hijos e hijas y, de la misma manera, un derecho y una obligación de los padres y de las madres”. Al igual que tienen derecho a seguir relacionándose con sus abuelos y abuelas, aunque haya terminado la relación.
Asimismo, analiza los factores que influyen en la adaptación psicológica del niño, niña o adolescente ante la separación y el papel de las nuevas parejas donde, recuerda Jon Armentia, “se requiere de un esfuerzo por parte de todos sus miembros. Las familias reconstituidas presentan necesidades similares a las de otras familias. Ahora bien, cuentan con una estructura más compleja y tienen algunas particularidades, por lo que pueden experimentar dificultades que se deben prevenir y abordar”.
La guía está disponible para todo el público en la web municipal y para los y las profesionales de distintos recursos municipales.
Otros recursos de apoyo
Además de este recurso de ayuda a las familias, los servicios sociales municipales también valoran y ofrecen posibles apoyos en separaciones con dificultades añadidas: problemas económicos, de vivienda, violencia de género, conflictos en la relación con la expareja en los que los hijos o hijas puedan estar inmersos, etc.
Por otra parte, desarrolla el programa “Egokitzen” de coparentalidad positiva en separaciones o divorcios conflictivos. Está dirigido a familias en las que, en la separación o tras ella, los hijos o hijas están expuestos a la situación de conflicto existente entre la pareja.
A través de este programa se trabaja con los padres y las madres la adquisición de habilidades para crear un entorno seguro en el que los niños, niñas o adolescentes puedan adaptarse a la nueva realidad familiar y desarrollarse de forma saludable.