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El Bellas Artes expondrá desde hoy el retrato Ignacio Figueroa, Marqués de Villamejor

Realizado por el pintor alavés Joaquín Bárbara y Balza, le acompañarán una serie de paneles que pretenden visibilizar mejor destacado pintor, hasta hace unos años “poco conocido y casi silenciado”

El Museo de Bellas Artes expondrá desde hoy el retrato de Ignacio Figueroa, Marqués de Villamejor, realizado por el pintor alavés, de Llodio, Joaquín Bárbara y Balza y adquirido para la colección del Museo de Bellas Artes en 2018. Este lienzo, de grandes dimensiones (210x120 cm), contribuye a cubrir uno de los huecos más importantes en la colección del Museo y a poner en valor en la historia del arte vasco este destacado pintor alavés, hasta hace unos años “poco conocido y casi silenciado”.

Lo han presentado hoy en rueda de prensa, la diputada de Cultura y Deporte Ana del Val, la responsable del museo, Sara Gónzalez de Azpuru y el investigador Egoitz Bernaola, especialista en el autor.

El retratado, Ignacio de Figueroa y Mendieta (Llerena, Badajoz, 1808-Madrid, 1899), Marqués de Villamejor, fue un célebre empresario y político decimonónico, padre entre otros del conde de Romanones, ministro de Alfonso XIII. Bárbara recibió el encargo muy probablemente por mediación de su mecenas y protector, Francisco de Alday, con el que Figueroa estuvo relacionado a raíz de sus negocios en la minería. El retratado contaba con 87 años cuando se realizó el lienzo, en el año 1895.

Según informe de estado de conservación por parte del Servicio de Restauración de la Diputación Foral, realizado tras su adquisición, las principales degradaciones observadas en este óleo sobre lienzo de gran formato, probablemente han estado causadas por el almacenamiento de la obra hasta 2018, fecha de su compra, tras la salida del palacio de La Cotilla de Guadalajara en 1972 y al propio envejecimiento de los materiales.

El catálogo recoge un texto de las restauradoras, Marina López Villanueva y Marisol Rojo, de la intervención realizada tanto al lienzo como al marco de época.

Joaquín Bárbara y Balza (1867–1931) fue protegido por unos parientes de Llodio, los hermanos Alday Icabalceta, lo que le permitió comenzar estudios generales en el Colegio Municipal de La Antigua de Orduña y trasladarse más tarde a Madrid para ingresar en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando durante los cursos 1885 a 1891. Ya en la capital, contó asimismo con la protección de los marqueses de Urquijo y su círculo social y obtuvo, por oposición, el primer puesto como pensionado por la Pintura de Historia en la Academia Española de Bellas Artes de Roma, en la cual permanecerá ampliando su formación entre 1895 y 1899.

Tras su regreso a Madrid en 1899, donde abre estudio, dedicándose principalmente a satisfacer los encargos de la burguesía y la aristocracia de la capital. Una cierta monotonía en el trabajo como retratista y la falta de estabilidad económica de la profesión le llevan a replantearse su condición de pintor y a presentarse a las oposiciones a profesor numerario de dibujo, cuya plaza obtiene en 1902. Inicia así un breve periplo como catedrático en los institutos de Córdoba y Vitoria (1903-1904) para recalar de manera definitiva en Santander junto a su esposa María Garavilla y Acha, madre de sus cinco hijos, con la que había contraído matrimonio en Llodio en 1903.

Desde 1904 hasta su muerte se empleó como catedrático de dibujo en el Instituto General y Técnico de Santander, ejerciendo asimismo de profesor en la Escuela Normal de Maestras de la ciudad a partir de 1921. Aunque un tanto alejado ya de los circuitos de exhibición pictórica, a pesar de que nunca abandonó los pinceles, continuó vinculado a diferentes instituciones artísticas, culturales e intelectuales de la época. Mientras se hallaba recuperando de un leve accidente doméstico decidió poner fin a su vida disparándose un tiro en su chalet el 10 de septiembre de 1931.

Para su reconocimiento ha sido fundamental el papel del investigador Egoitz Bernaola Luxa (Llodio, 1983), Licenciado en Comunicación Audiovisual por la UPV-EHU y postgrado en Escenografía y Arquitectura del Espectáculo por el Centro Universiario de Artes TAI (Madrid, autor de la monografía Joaquín Bárbara y Balza, pintor entre dos siglos. Paisajes, figuras, luces y sombras de un artista olvidado 1867-1931 editada en 2017, publicada por la Cofradía de Sant

Roque de Laudio/Llodio en colaboración con la Diputación Foral de Álava y con el apoyo de la Fundación Vital. A él se le han encargado en esta ocasión los textos de la publicación que acompaña esta muestra, así como los contenidos de los paneles que explican la trayectoria del pintor y la figura del retratado. Además sin su ayuda y colaboración, no hubiera sido posible la adquisición de esta obra.

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