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El anuncio de posibles despidos en las factorías de Amurrio y Llodio de la empresa TUBACEX es una triste noticia. Una empresa fuertemente consolidada en la comarca de la que nos sentimos orgullosos, entre otros, todos los vecinos de mi pueblo, Llodio.

No queremos pasar por alto las medidas excepcionales, todas ellas llevadas a cabo dentro de un marco de diálogo social, que ha gestionado este Gobierno en el ámbito laboral y que han puesto tierra de por medio con respecto a las que se tomaron por parte del Gobierno de Mariano Rajoy en la anterior crisis

JuanJesús Merchán, Secretario General del PSE-EE de Llodio.

El pasado día 21 de julio fue un día negro para la comarca de Ayala. Esta vez con el anuncio de una gran cantidad de despidos en las factorías de Amurrio y Llodio de la empresa TUBACEX. Una empresa fuertemente consolidada en la comarca de la que nos sentimos orgullosos, entre otros, todos los vecinos de mi pueblo, Llodio. Empresa que ha sido ejemplo de superación y también ejemplo de gestión en unos momentos en los que su futuro a mediados de los años noventa estuvo pendiente de un hilo.

La crisis bancaria de 2008, provocó una recesión sin precedentes en la economía española y también un gran impacto muy negativo en nuestra comarca. Fuimos testigos del masivo cierre de empresas muy relevantes de nuestra comarca y vimos cómo la lista de desempleados engordaba de una manera alarmante. El desánimo en la juventud derivaba en un desapego por nuestro pueblo que no era capaz de responder a sus necesidades ni a sus deseos de quedarse a vivir aquí. Cuando parece que acabábamos de salir de aquella crisis, nos despertamos otra vez con una pesadilla de dimensiones también sin precedentes en la historia reciente de nuestro país.

Ninguna de las anteriores crisis tuvo un origen igual, no se parecían entre sí y los factores que las desencadenaron tampoco eran los mismos.

Sin embargo, no me equivoco cuando digo que todas estas crisis sí que tenían algo en común, el sacrificio de la clase trabajadora.

A los socialistas nos irrita y nos molesta la facilidad y la rapidez con la que en situaciones complicadas como esta que acabamos de comenzar, se cuestionen nuevamente los sueldos y las condiciones laborales de la clase obrera y que tengan, de manera casi instantánea, una sintonía política con sugerencias que van también en esta misma línea por quienes defendían la economía casi por encima de nuestra salud.

No habríamos aprendido nada si aceptásemos de nuevo planteamientos de aquellas fórmulas empresariales empleadas con el aval del Gobierno del PP, que únicamente empobrecieron a la clase trabajadora y de nada sirvieron en esta reciente crisis, salvo para dejar en el camino el futuro de nuestra juventud y el presente de los que ya han sido excluidos, consecuencia de un sistema laboral que continúa sin aceptarte por tus conocimientos y experiencia y te rechaza por tu edad.

No queremos pasar por alto las medidas excepcionales, todas ellas llevadas a cabo dentro de un marco de diálogo social, que ha gestionado este Gobierno en el ámbito laboral y que han puesto tierra de por medio con respecto a las que se tomaron por parte del Gobierno de Mariano Rajoy en la anterior crisis.

Se ha puesto en marcha el Ingreso Mínimo Vital y medidas como los ERTES que han salvado a muchas economías domésticas que estaban en grave riesgo.

Recientemente, el acuerdo logrado en el seno de la UE y que concede a nuestro país 140.000 millones de euros, permitirá precisamente sentar unas bases para dar respuesta a esta gran crisis en la que nos encontramos y que transformará este país reorientando la economía hacia un “crecimiento más inclusivo y sostenible”.

Nos resulta incomprensible que después de haber experimentado las consecuencias desastrosas que tuvieron en el pasado, tengamos que oír nuevamente que estas viejas formulas destinadas a precarizar la calidad laboral, a retroceder en derechos sociales y/o laborales sean la única alternativa al despido masivo.

¿Acaso no hemos hecho una reflexión con el fin de dar con una solución a este problema poniendo el foco en otro lugar que no sea únicamente el del retroceso en los derechos de la clase trabajadora?

Apenas nos hemos despertado de esta pesadilla y ya estamos dando por sentado que las viejas fórmulas de recortes salariales y precariedad laboral, que no sirvieron como solución en la anterior crisis, son la nueva vacuna para solucionar los problemas que nos estamos encontrando en esta “nueva normalidad”.

Si algo creemos los socialistas que tenemos que aprender en esta “nueva normalidad” es que, por encima de todo, el diálogo social debe estar presente a todos los niveles, con el objetivo de no dejar al descubierto a la clase trabajadora, se mejoren sus condiciones laborales y en consecuencia su productividad.

Que se debe de hacer una profunda reflexión con el objetivo de salir de esta crisis de una manera que nos modernice como empresa, mejore la productividad y que esta modernización no vaya en detrimento de los derechos y sus condiciones laborales, que no privilegios, de los trabajadores.

 

JUAN JESUS MERCHAN , Secretario General de la Agrupación Socialista de Llodio.

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